Afán y Ansiedad
Dentro del mundo cristiano, se ha puesto un tipo de barrera, división,
en los problemas psicológicos, yo he llegado a escuchar que un cristiano no
tiene problemas con el afán, la ansiedad, con los miedos, con los asuntos de la
mente, cuando en realidad es algo normal, y aun estando dentro de la iglesia,
siendo hijos de Dios, llenos con el Espíritu Santo vamos a tener problemas con
estas cosas. Si profundizamos en la palabra de Dios nos
sorprenderíamos al darnos cuenta que muchos grandes hombres de Dios la experimentaron.
Jesús hablo sobre esto de la ansiedad muy claramente en el
Sermón del Monte, lee Mateo 6:25-34 y
te darás cuenta que las personas nos afanamos principalmente por el
futuro y la segunda razón por nuestro valor e identidad.
Los jóvenes tienden a experimentarla en cuestión a su futuro, se sienten
curiosos por saber que harán en unos años más adelante, en que trabajaran, con
quien se casaran, y llega el momento donde esa curiosidad se convierte en afán,
se convierte en algo que te preocupa y te cansa porque no sabes que pasará,
después ese afán se convierte en una preocupación extrema, en miedos intensos,
pánico excesivo y frecuente, esto ya se le conoce como ansiedad.
Por eso desde el momento en que te das cuenta que tu vida está siendo
afectada por cosas, que te sientas afanado por algo, es el momento de hacer lo
que dijo el apóstol Pablo:
Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4:6
Ahora este verso nos hace darnos cuenta que estos problemas son en
nuestra mente, por eso nos dice “sean conocidas vuestras
peticiones…” debemos de ser lo suficiente honestos con Dios en la oración, que aunque
ya sabe lo que nos pasa por dentro, quiere que nos acercarnos a El y decirle
nuestras peticiones.
Después de hacer eso, agradécele a Dios por lo que tienes, por las cosas
que ha hecho contigo, dale gracias porque tienes salud, porque tienes a tu
familia, porque tienes un pastor, una iglesia, dale gracias a Dios por las
cosas buenas que están a tu alrededor. Solo así se podrá cumplir lo que dice el
siguiente verso:
Y
la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:7
La paz de Dios, que sobrepasa nuestro entendimiento (nuestra mente,
nuestro intelecto) va a cuidar nuestro corazón, y si quieres una prueba más de
que esto es un problema con la mente dice que la paz de Dios cuidara nuestros
pensamientos. ¿Te das cuenta? La batalla contra el afán es en la
mente.
El afán da lugar a la ansiedad.
Probablemente has conocido a gente que empieza a sentir algún malestar
físico, y ya creen que tienen la peor enfermedad del mundo, tienen problemas y
sienten que es el fin de sus vidas, que nada se va a solucionar, o simplemente
has conocido a personas demasiado temerosas, que dudan de todo, y que se
desesperan demasiado rápido en las situaciones complicadas, y se empiezan a
preocupar demasiado, esas son personas con ansiedad.
Si tú estás experimentado problemas con tu mente, si la ansiedad te está
haciendo creer en cosas que no son ciertas, si ya tienes miedo de todo, si tus
pensamientos te dicen cosas absurdas, quiero decirte algo muy
importante: ¡NO ESTAS LOCO, Y TAMPOCO ESTAS SOLO!
Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de
vosotros.
1
Pedro 5:6-7
¿Te das cuenta de lo que el verso está diciendo? Léelo una vez más.
Al principio te dije que la ansiedad les da a los jóvenes porque están
preocupados por el futuro y el apóstol Pedro dice en otras palabras; Humíllate ante el
poder de Dios, para que en el tiempo indicado, Dios te de lo que necesitas, lo
que buscas, lo que esperas.
No te preocupes por el mañana, no creas en esas voces de preocupación en
tu mente, no te afanes, no te pongas ansioso, busca de Dios, y Dios te dará
todo a su debido tiempo.
Ese verso es hermoso, Dios tiene cuidado de ti, no tengas
ansiedad, Dios te cuida, Dios sabe que es lo que te pasa.
Yo he experimentado tiempos de ansiedad demasiado fuertes, miedos tan
grandes que me hacen dudar de la realidad, pensamientos que me fatigan, que me
llegan a hacer pensar que estoy loco tal vez, si tú supieras cada una de las
luchas contra la ansiedad y la mente que he tenido que vencer en mi vida, y por
seguro faltan muchas más, pero ya cuando esos momentos llegan, sé que
hacer.
Si tú estás luchando contra esto en estos momentos quiero decirte lo que
yo hago cuando paso por esas situaciones.
- Hablo con Dios,
le expreso todos mis temores, le digo todos los pensamientos que me están
atemorizando, echo toda mi ansiedad sobre él.
- Siempre hablo
con alguien de muchísima confianza y le cuento lo que me pasa, después de
hablarlo con alguien yo mismo me doy cuenta que es algo que se puede
vencer con la ayuda de Dios.
- La mayoría de las veces que me ha pasado es
cuando mi mente está desocupada, evita estar de ocioso, ocupa tu mente en
algo bueno, aprende versos de la Biblia, involúcrate en la iglesia, canta
alabanzas, trabaja, mantente ocupado. No puedes evitar que los pajaros vuelen sobre ti, pero si que hagan nido en tu cabeza.
- La ansiedad es una lucha, no
la ganas de un día para otro, y cuando la ganas no debes de confiarte
porque regresará, así que siempre mantente confiando en que Dios te cuida
y serás victorioso.
- Cuando paso por
estas cosas, y sé de alguien que esta luchando contra eso, me ofrezco para
ayudar.
Tal vez no entiendas lo que sucederá, tienes miedos dentro de ti, crees
cosas de ti que realmente no son ciertas, no te preocupes, todos lo hemos
pasado. Cuando esos momentos de ansiedad o afán lleguen a tu vida solo recuerda
estos versículos…
Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33.
Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas. Así que, no os afanéis
por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día
su propio mal. Mateo 6:33-34.
Abner
Garcia.
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